La sobrina del Comendador tenía tan alegre carácter como su tío. Era, por naturaleza, tan optimista como él. Casi todo lo veía de color de rosa; pero, compasiva y buena, tomaba pesar por los males y disgustos de los otros, si bien procurando más consolarlos ó remediarlos que compartirlos.
Con esta disposición de ánimo entró Lucía á ver á Clara.